21 noviembre 2022 1353 palabras, 6 min. read

¿Qué es el cybersquatting, y cómo protegerse de él?

Por Pierre-Nicolas Schwab Doctor en marketing, director de IntoTheMinds
El cybersquatting es una práctica muy extendida en Internet que busca aprovecharse de la notoriedad de una marca o persona para atraer usuarios a sus páginas. Se trata de un proceso basado en los errores de escritura encontrados en las […]

El cybersquatting es una práctica muy extendida en Internet que busca aprovecharse de la notoriedad de una marca o persona para atraer usuarios a sus páginas. Se trata de un proceso basado en los errores de escritura encontrados en las URLs de las páginas web de los dominios objetivo. Existen distintos tipos de cybersquatting, todos con distintos objetivos y consecuencias legales más o menos severas. Entre las empresas que han sido víctimas de esta práctica encontramos nombres como Microsoft, eBay, e incluso Donald Trump.


 

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Resumen

 


Capítulo 1

La definición de cybersquatting

El cybersquatting es el uso ilegal de nombres de dominios parecidos a marcas registradas. Cualquier persona, bien sea un individuo o una corporación, puede resultar víctima de esta práctica:

  • Marcas registradas con propósitos comerciales
  • Asociaciones
  • Nombres de personas famosas que son sujetas a ciberataques

El cybersquatting une distintos conceptos que puedes utilizadas en diversos campos. El nombre «cybersquatting» proviene de la palabra inglesa «squat». En el dominio ICT, el término se refiere exclusivamente a la ocupación ilegal de nombres de dominios cuyos propietarios originarios no tienen registrados. Es una práctica condenable ya que socaba a una marca para obtener beneficios y visibilidad online.

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Capítulo 2

3 tipos distintos de cybersquatting

Como ya hemos mencionado, este proceso combina muchas prácticas para capturar el tráfico de un dominio. A continuación aparecen los 3 tipos más comunes de squatting online.


Squatting por error tipográfico

Uno de los tipos más comunes de cybersquatting es squatting por error tipográfico. En este caso, el cybersquatter compra a propósito nombre de dominios bien conocidos pero escritos con errores. La idea es crear una página web falsa a la que los visitantes llegarán al cometer un error escribiendo. Cuanto más largo sea el nombre del dominio, más posibilidades hay de que se comenta errores al escribirlo, por lo tanto tener un nombre breve es una buena práctica para reducir los peligros asociados con el cybersquatting.

Muchas empresas han respondido a este problema y han recuperado los derechos de los dominios disputados, redirigiéndolos a su página web principal, lo cual les permite conseguir tráfico natural cualificado. La aplicación más habitual del squatting por error tipográfico es mostrar enlaces publicitarios de la misma temática que la marca objetivo.


Acaparamiento de dominios

Es una de las formas más típicas de cybersquatting. Consiste en registrar un nombre de dominio para vendérselo a su legítimo propietario. Y aparte de un simple nombre de dominio, aquí también se presenta el problema del TLD (dominios de nivel superior). Por ejemplo, el TLD para la página de intotheminds.com es .com.

En este caso será necesaria la negociación directa en caso de que un cybersquatter registre el nombre de tu dominio antes de que puedas renovarlo. Es aconsejable dedicar parte de tu presupuesto a la compra preventiva de nombres de dominios parecidos.


Páginas de quejas

Las páginas de quejas (conocidas como «gripe websites») forman parte del debate de la libertad de expresión, ya que existen para criticar todo tipo de cosas:

  • Algunas figuras públicas: personas de negocios, políticos, deportistas de élite, y demás.
  • Estructuras: empresas, organizaciones, partidos políticos, y más.

Siguiendo una queja de Jerry Falwell contra Christopher Lamparello, la justicia le dará siempre la razón al cybersquatter. El reverendo norteamericano Jerry Falwell pagó por ello en 2005: se trata del caso Lamparello v. Falwell. En efecto, la página web fallwell.com utilizaba una versión errónea de su nombre para refutar las acusaciones homofóbicas. En esta causa no aparecía ningún elemento comercial en la página con el nombre erróneo y no infringía los derechos de ninguna marca.

 


Capítulo 3

3 maneras de luchar contra el cybersquatting

El campo de posibilidades es muy amplio para los squatters, y es por ello por lo que debe intervenirse tanto de manera previa como posterior para mantener el control sobre la imagen de tu marca.


Ten más cuidado con los nombres de dominios parecidos a los tuyos

Como regla general, el primer paso es comprobar si el nombre del dominio lleva a una página web. Si ese nombre está «en venta» o «bajo construcción», no cabe duda de que es un cybersquatter. Este consejo también se aplica a las páginas principalmente conformadas por publicidad de productos/servicios relacionados con tu marca.


Ponte en contacto directamente con el propietario del dominio problemático

Determina si hay una explicación lógica para el uso de ese nombre de dominio o si el registrante está dispuesto a vendértelo. Antes de extraer conclusiones, ponte en contacto con el propietario del dominio. En ocasiones el objetivo de estos propietarios no es el cybersquatting, así que antes de ir a juicio, deberías considerar la opción de hablar directamente con él.

cybersquatting contacto

En caso de cybersquatting, no dude en ponerse en contacto con el responsable de este inconveniente.


Registra el nombre de tu marca para evitar cualquier peligro de cybersquatting

Registra el nombre de tu marca tan pronto como te sea posible. Solo los propietarios de las marcas están protegidos, así que es un paso vital para asegurar que recibes la protección de las leyes. Hoy en día existen servicios de protección de marcas que se encargan del papeleo:

  • Nova Graaf
  • Boip
  • CSC
  • etc.

Capítulo 4

2 ejemplos conocidos de cybersquatting

Terminamos este artículo mencionando 2 casos ampliamente conocidos que han dado forma al rostro del cybersquatting. Los ejemplos de Microsoft y Donald Trump muestran una realidad sorprendente: incluso las empresas y personalidades más grandes del inmune no son inmunes a las campañas de cybersquatting.


Microsoft frente a un joven estudiante

Mike Rowe creó MikeRoweSoft.com en 2003 para vender sus servicios de diseño web, y lo hizo por la broma fonética que hacía que el dominio sonase parecido a «Microsoft». Aun así, puesto que el dominio podía confundirse fonéticamente con Microsoft.com, la gran empresa exigió que le transfirieran dicho dominio. Tras la gran oposición del público, ambas partes llegaron a un acuerdo fuera de los juzgados.

cybersquatting Microsoft

Microsoft, el gigante informático estadounidense, también ha sufrido los efectos del cybersquatting.

En cuestión de días el caso llenó titulares internacionales y la página web de Rowe recibió 250.000 hits en 12 horas, viéndose tan inundada de tráfico que tuvo que desplazarse a un nuevo proveedor de servicios que se ofreció para hospedar la página de manera gratuita. Se cerró un acuerdo fuera de los juzgados y, entre otras cosas, el estudiante canadiense recibió una consola Xbox, el precio que le puso Microsoft a la paz y el control.


Ni siquiera Donald Trump consigue escapar del cybersquatting

Un juez decidió que un hombre de Brooklyn que había registrado dominios con nombres parecidos a Donald Trump, J. Taikwok Yung, que se describe como un «domainer», creó cuatro páginas web para parodias al antiguo presidente. La cantidad exigida era de 32.000 dólares por daños, mientras que Donald Trump pedía 400.000 dólares. Es un caso típico de gripe website.

cybersquatting Donald Trump

Empresas, políticos, empresarios: todos pueden ser víctimas del cybersquatting (fuente: Shutterstock)

La Ley de Protección del Consumidor contra la Ciberocupación define este fenómeno como «el registro de marcas conocidas como nombres de dominio por parte de personas que no son propietarias de marcas y que luego intentan revender los dominios a los propietarios de las mismas».



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