La crisis energética es el comienzo de una tragedia en 6 actos que llevará al fin del proyecto europeo en 2024 y al colapso de la economía europea. ¿Qué ocurrirá de aquí a 2024 en Europa? ¿Cómo se desarrollarán los acontecimientos actuales y qué consecuencias tendrán en nuestras vidas? ¿Estamos viviendo los últimos coletazos de la democracia y de Europa?
Si solo tienes 30 segundos
La desaparición del proyecto europeo tendrá lugar en 6 fases (haz clic en los enlaces al principio de cada sección para acceder al desarrollo completo):
- Fase 1 La inflación en 2022 no se parece en nada a cómo era en la década de los 70. El BCE no deja espacio para maniobras, así que la inflación durará varios años, provocando la exasperación de los ciudadanos europeos.
- Fase 2 Se producirán manifestaciones junto al descenso del poder adquisitivo y el aumento del empobrecimiento, forzando a los gobiernos a tomar acciones que solo pueden tener efectos limitados en el tiempo. El descontento se tranquilizará durante una temporada (invierno 2022), pero volverá con más fuerza en 2023. Empieza el tercer acto.
- Fase 3 Los políticos perderán la poca credibilidad que les queda, dejando paso a los extremistas que ya vemos en Italia, Francia, y otros países. La insatisfacción crecerá según se pierdan más puestos de trabajo por las decisiones políticas descuidadas de los últimos 20 años, y desacreditarán por completo el proyecto europeo.
- Fase 4 El aumento en el precio de la gasolina llevará a una arbitración que terminará sumiendo a los países en el caos: trabajar para pagar la gasolina o no trabajar. El cuarto acto de esta trágica obra tendrá como resultado la desorganización y el principio del caos. Las premisas ya son visibles: falta de conductores, profesores, médicos…
- Fase 5 La revolución estará en proceso. Todos los segmentos de la población se verán afectados. Las decisiones de los gobiernos, tomadas con prisa, serán malas y solo empeorarán la insatisfacción. Los gobiernos caerán bajo los golpes de los extremistas, que buscarán explotar la desesperación de la población.
- Fase 6 Se instalarán gobiernos autoritarios, inestables y hostiles frente a la idea de la Unión Europea. La desintegrarán poco a poco y olvidarán que la Unión Europea encontró su razón de ser en la cooperación energética, la del carbón y el acero, y que ante un reto similar, la ayuda mutual siempre es mejor que el aislamiento.
Acto 1: inflación rima con exasperación
En 2021, los políticos intentaban asegurarse a sí mismos y a la población general sobre la naturaleza transitoria de la inflación, pero en febrero de 2022, cuando estalló el conflicto en Ucrania, se vieron obligados a admitir que había llegado para quedarse. Fue la primera pérdida de credibilidad.
Cuando se establecieron las sanciones contra Rusia, el aplastamiento de ese «enano económico» (porque su PIB equivalía tan solo al de España) no se ponía en duda. Perdieron su credibilidad por segunda vez.
El resultado es una inflación galopante que crea una sensación de ansiedad nunca antes vista en la población (ver gráfico a continuación).
Los hechos muestran que un recurso barato y abundante (el gas) puede poner a los mayores poderes económicos de rodillas si pasa a ser escaso de manera artificial. Eso es lo que ocurrirá en 2023. Los gobiernos europeos han preparado medidas a corto plazo (subsidios, ahorro energético) para superar el invierno de 2022, para en 2023 todo eso llegará a su fin.
Para abrir un paréntesis que cerraré en un momento, hay otros enanos económicos cuyos monopolios podrían haber tenido consecuencias todavía más destructivas si hubiesen dejado de suministrar sus preciados recursos. Un recurso crítico en un país no democrático es una mezcla de lo más explosiva.
La inflación continuará, y el BCE no puede hacer. Es una inflación «importada», e imprimir dinero para controlar la recesión que se avecina no es una opción; solo serviría para reforzar la inflación. A diferencia de la década de los 70, el banco central no tiene espacio para maniobrar, y 2023 presentará la ocasión para que los europeos más inocentes se percaten de ello.
Los tipos seguirán siendo bajos en Europa, haciendo que el euro vuelva a perder valor contra otras monedas. El poder adquisitivo de los europeos en el extranjero se verá erosionado de manera masiva, y la sensación de exasperación, incluso de ebullición, no puede sino aumentar. El sentimiento de ansiedad crece al mismo ritmo que desaparece el poder adquisitivo. El miedo es mal consejero, y más adelante veremos cuáles serán las consecuencias.
A diferencia de la década de los 70, el banco central no tiene espacio para maniobrar, y 2023 presentará la ocasión para que los europeos más inocentes se percaten de ello.
Acto 2: Manifestaciones
El mundo está protestando contra el empobrecimiento generalizado que provoca esta transición forzada. Enfrentados a facturas disparadas y un poder adquisitivo cada vez menor, los europeos harán oír su ira. En Holanda y el Reino Unido, esas demostraciones de exasperación ya son evidente. Y yendo más allá, ya han estallado protestas violentas en Lahore por el alto precio de la electricidad y en Argentina por la creciente inflación.
En la Europa continental y en Estados Unidos, el descontento sigue siendo discreto, pero en las redes sociales ya hay muchos que piden ayuda (puedes ver, por ejemplo, el ya famoso caso de la empresa italiana ICAB publicado en las redes sociales más abajo). Desde 2022 en adelante, pero, en los países más ricos habrá manifestaciones a una escala nunca vista que provocarán disturbios en 2023. Incluso la policía de la mismísima Suiza se está preparando para ello.
Porque, aunque la crisis empezó con el gas, pronto se verá acentuada por los precios disparados del diésel. Su precio se ha estado controlando de manera artificial con subvenciones y primas (Francia, Bélgica, etc.), y por el uso de las reservas estratégicas en Estados Unidos, pero dichas reservas están ya peligrosamente vacías.
Las reservas del crudo ácido, que es más fácil de refinar, son precisamente las que se han estado usando, tal y como muestra el gráfico de JavierBlas publicado en su cuenta de Twitter. Para octubre de 2022, dichas reservas estratégicas estarán vacías.
Se está produciendo una transición global del gas al petróleo (diésel). El Kwh producido con un generador diésel es 3 veces más barato a finales de agosto de 2022 que el Kwh de electricidad proveniente de la red convencional. Arabia Saudí ya está consumiendo más petróleo para su uso (curva amarilla en el gráfico inferior). El petróleo será más escaso, y Europa se ha disparado en el pie al cortar el petróleo ruso. Venezuela también ha decidido detener las exportaciones de petróleo a Europa. Como resultado, los precios (especialmente el del diésel) alcanzarán un nivel sin precedentes este invierno.
El movimiento de los «chalecos amarillos» en Francia en 2019 parecerá un paseo en comparación con lo que le espera a la Europa continental en 2023. Evito hablar del Reino Unido, que tiene la carga añadida del Brexit y estará unido solo de nombre.
Acto 3: Pérdida de legitimidad
Ninguna decisión política podrá aliviar la situación europea. La modificación del principio de fijación de precios de la energía en la Unión Europea no podrá absorber el choque total. Además, como la inflación es importada, el BCE no tiene capacidad para mitigarla. El periodo estival, sinónimo de vacaciones políticas, se ha sumado al descontento general. En Bélgica, por ejemplo, la población critica abiertamente a un gobierno ausente durante todo el mes de agosto. El episodio de Emmanuel Macron en su moto acuática fue otro episodio simbólico que amplió la brecha entre la población y sus dirigentes.
Los ciudadanos europeos, ante esta brecha de incomprensión, verán a los políticos como una casta ilegítima.
- El 62% de los alemanes está descontento con Olaf Scholz (sondeo del 19 de agosto de 2022)
- Solo el 48% de los franceses confía en Emmanuel Macron (sondeo del 26 de agosto de 2022)
Para completar el panorama, ya se está produciendo una ola de indignación paneuropea contra los partidos ecologistas, cuya obstinación por detener la energía nuclear se ha vuelto insostenible. En Bélgica, la ministra de Energía, Tinne Van der Straeten, defensora de la energía antinuclear, está en el centro de un conflicto de intereses difícil de creer. El bufete para el que trabajaba antes de ser ministra defendía a Gazprom. En Francia, Sandrine Rousseau, líder ecologista y miembro de NUPES, es tan objeto de burla en las redes sociales que su cuenta de parodia en Twitter tiene más seguidores que ella.
La Gran Resignación dará paso al Gran Abandono.
Acto 4: Desorganización
El cuarto acto se desarrollará en los servicios públicos. El resultado será la desorganización de los servicios públicos. A la exasperación y las manifestaciones seguirá la desesperación. Los que trabajan perderán la poca motivación que les queda ante las dificultades diarias.
Las semillas de la desorganización ya son visibles. Desde 2021, venimos arrastrando las disfunciones post-Covid de la cadena de suministro. Además, hay disfunciones masivas por falta de personal:
- En las escuelas: faltan 4.000 profesores en Francia, y se forman apresuradamente personas en 4 días, contratadas en páginas web para «llenar los huecos»
- En el transporte público:
- El aeropuerto de Heathrow tuvo que cancelar 10.000 vuelos este invierno por falta de personal
- La escasez de conductores de autobús es visible en Francia, Estados Unidos y el Reino Unido…
- En logística:
- Hay una escasez de 2,6 millones de conductores en todo el mundo, de los cuales 100.000 solo en el Reino Unido, 80.000 en Alemania y Polonia
Para remediar la situación, se dejan de lado las normas de calidad durante la emergencia. Ya se están contratando profesores que no tienen todas las calificaciones. En los hospitales, que han estado sometidos a la prueba del Covid durante 2 años, los cuerpos están agotados y las finanzas exprimidas. Se avecina el caos.
Con los precios del diésel a niveles sin precedentes, los trabajadores se enfrentarán pronto a una ecuación irresoluble: dejar de trabajar y no consumir gasolina o trabajar a pérdida. Los servicios públicos, por tanto, se irán apagando poco a poco. La Gran Resignación dará paso al Gran Abandono.
Acto 5: Revolución
Las clases trabajadoras se verán especialmente afectadas por la pérdida de puestos de trabajo y serán el motor de la revolución. Las industrias que consumen mucha energía (fundiciones, fertilizantes, fábricas de vidrio) dejarán de ser rentables y tendrán que cerrar. Es algo que ya ha comenzado (ejemplos en Bélgica y Alemania).
La revolución comenzará cuando todas las fábricas hayan cerrado, cuando la clase obrera esté en paro, estrangulada por facturas impagables y sin el apoyo del sobreendeudado estado del bienestar.
Para anticipar el foco de esta revolución, tenemos que entender dónde están los «polvorines» europeos. Para ello, debemos fijarnos en las concentraciones de fábricas cuyo destino está amenazado.
Empecemos por las fábricas de fertilizantes. El siguiente mapa muestra las capacidades de producción de nitrógeno en Europa (fuente: CRU)
Aquí están las fábricas productoras de acero en Europa. Compilado por Eurofer, este mapa nos permite localizar los riesgos.
Alemania y Polonia son las dos regiones más amenazadas. Es razonable pensar que la revolución comenzará en el este, en Polonia, donde hay cuatro plantas de producción y 1,2 millones de refugiados ucranianos. Además, Polonia ha mostrado una clara tendencia a separarse de las reglas europeas. Se trata de un cóctel explosivo.
El Reino Unido también está en el ojo del huracán. Con el Brexit y el aumento descontrolado de la inflación (18% previsto en enero), las tensiones no harán más que aumentar. Los escoceses están emboscados con su referéndum para poner el último clavo en el ataúd inglés.
Ante semejante revuelo, los gobiernos de turno tratarán de reaccionar. Pero ante la emergencia, paralizados por el miedo y la incomprensión, multiplicarán sus errores.
Los gobiernos democráticos caerán uno tras otro, siguiendo el ejemplo de Italia, que está a punto de caer en manos de la extrema derecha.
Acto 6: Cambio de régimen
Una ola negra autocrática barrerá Europa. Ya acostumbrados a la retórica antieuropea (Marine Le Pen en Francia, Giorgia Meloni en Italia, Viktor Orban en Hungría), aprovecharán el creciente sentimiento antieuropeo para tomar el poder.
Nada podrá entonces detener la dislocación de Europa. La «vieja Europa» morirá.
Privado de aliados, Estados Unidos verá disminuir su aura. Los centros de poder se desplazarán hacia el este. China e India liderarán esta nueva versión del mundo. Europa, en ruinas, tardará una década en emerger de las cenizas, el tiempo necesario para que los autócratas demuestren su incompetencia. Para entonces, será 2035.
El euro se habrá convertido en una moneda secundaria, como el dólar. El rublo y el yuan serán los nuevos estándares. La compra a gran escala de oro físico por parte de los bancos centrales ruso y chino da crédito a la tesis de que se están preparando para este cambio de paradigma.
Publicado en Investigación.