21 agosto 2023 1255 palabras, 6 min. read

Olas de calor: ¿qué efectos tienen sobre el desarrollo y Europa?

Por Pierre-Nicolas Schwab Doctor en marketing, director de IntoTheMinds
El impacto económico de las olas de calor se ha estimado en 0,6 puntos PIB. Los efectos varían de país en país, y Europa se ve especialmente afectada. Este artículo también examina posibles soluciones para empresas y propone un análisis a medio y largo plazo sobre los efectos en las regiones afectadas por las olas de calor. Dubái es un ejemplo de una zona que ha implementado estrategias para seguir siendo competitiva a pesar de dichas olas.

Una investigación publicada en julio de 2023 sitúa el coste de las olas de calor en 0,6 puntos del PIB global. Contra un trasfondo de calentamiento global, en este artículo reviso algunas de las estadísticas del informe y el desarrollo potencial más probable. A largo plazo, las olas de calor podrían llevar a la exclusión económica de regiones enteras.

7 estadísticas sobre el impacto de las olas de calor sobre el desarrollo

  • 0,6 puntos PIB: el coste de las olas de calor en Estados Unidos, Europa, y Asia
  • 40%: disminución de la capacidad de llevar a cabo tareas físicas a 90ºF (32ºC).
  • 0,9 puntos PIB: pérdida de Grecia tras 35 días por encima de los 32ºC.
  • 2,2%: reducción proyectada en las horas de trabajo global debido al estrés térmico
  • 470 billones de horas: horas de trabajo perdidas en 2021 debido al calor.
  • 7%: reducción potencial en la tasa de crecimiento del PIB debido a grandes desastres.
  • 100 billones: las pérdidas anuales citadas por el presidente Biden debidas al calor extremo en Estados Unidos.

Seguro que a nadie se le habrán pasado por alto las dramáticas olas de calor que han marcado el verano de 2023. Valencia (España) rompió su récord absoluto de temperatura por 3 grados, los cactus de Arizona están muriendo por las altas temperaturas nocturnas, y julio está siendo el mes más cálido jamás registrado en la Tierra. Estas olas de calor afectan tanto a los seres humanos como a las empresas; las altas temperaturas tienen un coste económico que debe tenerse en cuenta. Con olas de calor cada vez más frecuentes en julio y agosto, las actividades de las empresas se ven ahora influenciadas negativamente más allá de las simples vacaciones de verano.

El calor excesivo reduce la productividad

Es un hecho que las olas de calor reducen la productividad. Todos hemos experimentado al menos una pero, a medida que su número aumenta, el mapa de la caída en productividad va tomando forma.

Empecemos con algunos datos:

  • La capacidad de llevar a cabo tareas físicas disminuye alrededor de un 40% cuando la temperatura alcanza los 32ºC.
  • Cuando las temperaturas llegan a los 38ºC, la productividad cae en 2/3.

La investigación publicada por Nature muestra que Europa se está calentando entre 3 y 4 veces más rápido que otras regiones en la misma latitud. El estudio identifica una corriente de chorro como la causa más probable de este calentamiento acelerado. En Europa, Gracia y España en particular corren riesgo, y el impacto en su PIB se estima entre -º y -0,9 puntos de crecimiento respectivamente. A escala global, se estima que el 2,2% de las horas de trabajo se verán perdidas por el exceso de calor.

 

Esto presenta la pregunta de cómo adaptar las condiciones de trabajo.


Las nociones de trabajadores y refugiados climáticos se entremezclan cada vez más.


las olas de calor

Cómo pueden adaptarse las empresas a las olas de calor

Existen varias estrategias posibles: organizacionales, tecnológicas, e infraestructurales.

Organización interna

Ajustar las horas de trabajo es la solución más simple. Durante las olas de calor se debe empezar a trabajar más temprano por la mañana. De manera general, las olas de calor veraniegas presentan la pregunta de unos servicios requilibrados durante el año. En el futuro, considera distribuir las horas de trabajo a lo largo del año en lugar de manera mensual. Esto tendría la ventaja de desplazar la carga de trabajo a los momentos en que las condiciones climáticas sean más favorables, es decir, fuera de los meses de verano.

Tecnología

El aire acondicionado es, por supuesto, la GRAN solución tecnológica. Pero su uso en masa también puede afecta al consumo de energía eléctrica y, por lo tanto, al calentamiento global, ya que los combustibles fósiles siguen dominando principalmente la mezcla energética. Así que nos encontramos una paradoja muy real a considerar.

Infraestructura

El último tipo de medida es más complicada de implementar. Estas medidas están relacionadas con la planificación urbana por un lado, y con la arquitectura del edificio por el otro. Por ejemplo, poner más «verde» en los edificios y en los espacios urbanos es una medida cuya efectividad ya no se pone en duda.

El aislamiento y el enfriamiento pasivo también son dignos de tenerse en cuenta en términos de los edificios en sí mismos. Irónicamente, durante estas olas de calor vemos los méritos de las técnicas usadas en edificios antiguos como por ejemplo los badgires (ver vídeo a continuación), que han sido utilizados en Irán desde el siglo VIII. Estas «torres de enfriamiento» capturan y hacen circular el aire por el edificio.

 


En conclusión: territorios de exclusión económica

Esta investigación presenta la pregunta del futuro de ciertas regiones. Cuantificar las consecuencias económicas del calor excesivo muestra que algunas zonas ven descender su productividad y, por lo tanto, su atractivo. Por otro lado, otras podrían volverse más atractivas ya que las condiciones de vida son más favorables. Las nociones de trabajadores y refugiados climáticos se entremezclan cada vez más.

En Europa, por ejemplo, es estima que se añadirán 0,61 días de olas de calor al año. Ciertas zonas geográficas, como Grecia, Italia y España, podrían ser «rechazas». Las empresas se verían obligadas a dejar estas regiones movidas por dos motivos:

  • Competitividad : a medida que las olas de calor afectan demasiado a la productividad de las empresas, tendrían que reubicarse para seguir siendo competitivas
  • Legales : los riesgos presentados por el cambio climático en general, y por las olas de calor en concreto (incendios, por ejemplo), ya están llevando a que las aseguradoras se retiren de ciertas regiones. Sin un seguro, las empresas se verán obligadas a marcharse también.

 A largo plazo, zonas geográficas enteras se convertirán en «tierra de nadie» a nivel económico. A medio plazo, los gobiernos deben intervenir para que sus territorios sigan siendo atractivos a pesar de las condiciones no precisamente ideales de vivir en ellos todo el año. Dubái ya es un buen ejemplo de esta artificialidad económica a través de las reducciones de impuestos. Este micro estado comercializa su atractivo fiscal con la tolerancia de las empresas e individuos contra un clima objetivamente insoportable.

El problema es que el caos de Dubái es anecdótico. Gracias a los beneficios del petróleo, Dubái se puede permitir convertir su pequeño territorio en un espacio donde se puede vivir. Compra su «enfriamiento», algo que no es posible para otros estados. Italia, España y Grecia no podrán enfriar todas sus zonas sureñas, sus finanzas no lo permitirán. Sustituirán de manera temporal a las aseguradoras que se niegan a ofrecer seguros, ofreciendo incentivos financieros tras una amarga batalla contra la Comisión Europea, pero al final, cuando se seque el pozo, no habrá más elección que deshacer esa red de ayudas y abandonar estos territorios a su destino. Más que nunca Europa se convertirá en un continente dividido en dos: el norte, que seguirá siendo más o menos próspero, y el sur, cuyo futuro es incierto.

 



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